La especie elegida by Juan Luis Arsuaga & Ignacio Martínez

La especie elegida by Juan Luis Arsuaga & Ignacio Martínez

autor:Juan Luis Arsuaga & Ignacio Martínez [Arsuaga, Juan Luis & Martínez, Ignacio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 1998-03-04T16:00:00+00:00


Infancia y adolescencia

Una vez que hemos establecido que el recién nacido de los australopitecos no estaría más adelantado que el de los grandes monos antropomorfos actuales, falta por establecer cuánto duraban las diferentes etapas de la vida en los primeros homínidos.

Cuando publicó su libro Man-apes or Ape-men en 1967, sir Wilfrid Le Gros Clark pensaba que el desarrollo de los australopitecos y parántropos se aproximaba al de los humanos modernos, es decir, era más lento y se prolongaba más tiempo que en los antropomorfos.

Afortunadamente, hay una manera de saber la edad de muerte en algunos casos, basada en el estudio de las líneas de crecimiento del esmalte de los dientes. El esmalte se deposita por capas cuando se forman las coronas de los dientes; si hacemos un corte a través del esmalte, los límites entre las capas se marcan como unas estrías llamadas de Retzius, que se pueden ver bien con un microscopio. Cada una de estas líneas corresponde al final de un ciclo de deposición de esmalte que dura aproximadamente una semana. Contando el número de estrías de Retzius de un diente cuya corona no haya completado su desarrollo, o lo haya hecho poco antes de la muerte del sujeto, se puede saber cuántas semanas han transcurrido desde que empezó a formarse el diente. Si se conoce cuándo tuvo lugar este comienzo, se puede determinar a qué edad murió el individuo. No es necesario cortar un diente fósil para observar las estrías de Retzius, porque éstas se manifiestan en la superficie.

Este método de recuento se ha aplicado a los incisivos de algunos homínidos en los que la corona está recién formada o hace poco tiempo que ha terminado su formación. Hay un fósil de Australopithecus africanus (Sts 24, del yacimiento de Sterkfontein) y otro de Australopithecus afarensis (L.H. 2, de Laetoli) que muestran un estado de desarrollo dental próximo al del Niño de Taung. Recordemos que al principio del capítulo establecíamos la premisa de que si el Niño de Taung murió entre los tres y los cuatro años, debíamos concluir que el desarrollo en su especie (Australopithecus africanus) sería como el de los chimpancés. Pues bien, en Sts 24 y L.H. 2 se ha utilizado el método de las líneas de deposición de esmalte en los incisivos y se han obtenido edades de muerte comprendidas entre 3,2 y 4 años. Tim Bromage y Chris Dean, que han realizado esta investigación, obtienen también edades próximas a las de los chimpancés para la salida de los primeros molares en los parántropos. Todo parece indicar, por tanto, que sir Wilfrid Le Gros Clark estaba equivocado, y que las etapas de la vida de los australopitecos y parántropos no diferían en su duración de las de los grandes antropomorfos.

No se puede aplicar el método de recuento de las líneas de esmalte a los incisivos del Niño del Turkana, que ya era demasiado mayor para ello, con lo que no se sabe a ciencia cierta a qué edad murió. De acuerdo con los patrones



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